jueves, 2 de abril de 2020

Sin excusas para pecar




Definitivamente esta ha sido una semana difícil emocionalmente, me han herido y pisoteado de muchas formas, han hablado y pensado mal de mi, he tenido enfrentamiento con personas y he querido desmentir, demostrar y demás. Lo cual solo me ha hecho pecar auto compadeciéndome, justificándome. Han habido lágrimas, muchas y ese nudo en la garganta que te deja la impotencia también se ha visto presente. Me siento estresada, presionada y cansada por situaciones con mi bebé (la cual es prematura y ha estado interna desde que nación hace ya 58 días, de los cuales he viajado unos 90 kilómetros diarios para verla). He querido insultar otra vez, gritar, expresar el enojo y la frustración que he sentido. Pero me detengo y analizo mi corazón para ver si realmente se justifica que yo esté pecando, excusándome por el mal causado por otros. Si por eso tengo la licencia de pisar fuerte, hablar pesado o no hablar, aplicando la ley del hielo. Y al traer las escrituras a mi mente y corazón decidí reprenderme, predicarme y consolarme en ellas, te cuento lo que medité: 

A) en el mundo tendré aflicción, solo debo confiar. Si confío tendré La Paz de Cristo. (Juan 16.33)

B) Soy pecadora, mi justicia es la sangre de Cristo. No tengo que preocuparme desmedidamente por mi reputación, sino por la gloria de Cristo. Debo anclar mi justicia en Él. No soy la mejor esposa, mamá, hermana, hija o ser humano. Pero en Cristo he adquirido identidad. (Hechos 13.37-39)

C) Cristo sufrió mucho más que yo. No por eso peco. Él no respondió con maldiciones o golpes. Sino que eligió callar, sacrificarse por sus enemigos, eligió amar. (1Pedro 2.22-24)

D) Aveces yo soy responsable de ese estrés que deriva en esa avalancha de emociones y lágrimas. Lo confieso muchas veces dejo que el afán y la ansiedad hallen cabida. 
·     Me pre-ocupo con cosas que aún ni han sucedido, pensando en lo que pudiera ocurrir.
·     Tomo muchas responsabilidades y compromisos,
·     Espero más de los demás (que sean más agradecidos, humildes, que muestren gracia y misericordia, que cumplan lo que prometen, pero ellos también están viviendo en el mismo mundo caído que yo) Efesios 4.6-7

E) Estas situaciones tienen un propósito firme, que es de hacerme más parecida a Cristo. Dios me está probando eso lo sé y me está enseñando a depender de Él, a confiar, a ser mansa y humilde. Y es como un carpintero que ha hallado un pedazo de madera, él va con su cincel tallando poco a poco, aveces quitando partes y otras dando forma. Así estoy en las manos de Dios. (Romanos 8.28)

F) Debo crecer en el fruto del espíritu, me causa risa...necesito el fruto completo manifiesto en mi vida en estos momentos, con cada matiz o sabor, sin que falte ninguno. Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Necesito que Cristo se vea en mi vida. Necesito ese espíritu afable y apacible el cual la palabra alaba en la mujer cristiana. (Gálatas 5.16-26)

G) Dios me ama infinita mente, y está a mi lado como poderoso gigante. He tenido sentimientos de soledad y de falta de afecto de personas especiales de las cuales habría esperado más muestra de amor y no ha sido así. (Isaías 49.15/Juan 3.16)

H) La gracia y la misericordia de Dios son inagotables. Su misericordia se renueva siempre y Él está en su trono de gracia solo debo acercarme. (Lamentaciones 3.22-23/Hebreos 4.16)

I) El gozo verdadero no depende de las circunstancias, sino que se basa en la confianza en Dios. (Hebreos 12.2)

Todas pasamos por diversas situaciones cada día que buscan desestabilizarnos o desconfiar de Dios, pero en nosotras está el permanecer firmes en la roca de nuestra salvación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario