domingo, 11 de julio de 2021

Mamá no caigas en la trampa de: Todo listo!





Creo que al igual que cualquier mujer embarazada, en mí había una gran emoción al saber que recibiría  a mi pequeña
Mercy en la casa. Las circunstancias que rodearon su nacimiento no fueron las planeadas por nosotros, pero si las ideadas por nuestro Dios. Mercy estuvo dos meses en cuidados intensivos sin muchas esperanzas de salir de allí con vida, así que estaba la incertidumbre de si debíamos comprar las cosas necesarias, decorar su área de la habitación o solo esperar hasta el desenlace. No teníamos nada para recibirla, pues mi parto fue muy prematuro, no habíamos comprado ningún artículo, y tampoco pude disfrutar de un babyshower donde regularmente se reciben regalos


La idea de que la niña mejorara, nos la entregaran en el hospital y no tuviéramos todo listo comenzó a rondar mi cabeza y a provocarme cierta ansiedad. Los días pasaron y Mercy mejoró mucho, así que a pesar de que su condición era muy delicada los médicos comenzaron a pensar en darle de alta. Estábamos muy felices, pero a la vez preocupados. Teníamos una gran deuda en el hospital, ella solo pesaba dos libras y media, se alimentaba a través de una sonda, aún necesitaba oxígeno, y tantas otras cosas más. A esto se sumó mi afán por las cosas propias a usar con un bebe recién nacido tales como: ropa, biberones, la cuna, la decoración de la habitación entre muchas otras. Pensaba en eso constantemente y se lo repetía varias veces al día a mi esposo. Sentía que él no me prestaba atención y que los días pasaban y no hacíamos nada. Evidenciando mi afán, ansiedad y falta de dependencia de Dios.


Recuerdo que una semana antes de Mercy salir del hospital pudimos comprar dos sets de ropa para ella, pues al ser tan pequeña era muy difícil encontrar su talla, también ese fin de semana alcanzamos a pintar la habitación y durante la semana siguiente pude poner su nombre en la pared junto a algunas flores en vinilo. Quedó precioso, con la pared color rosa, pero aún no teníamos donde acostarla, una cuna sería muy grande ahora para ella, pensábamos en un moisés. Así que providencialmente una hermana de la iglesia nos donó uno y como toda madre quise personalizarlo. Mi esposo es diseñador, confecciona ropa para hombres, le mencioné tantas veces lo del moisés que terminó él cambiando la tela por un color rosa, con más vida. 


Llegó el día viernes de esa semana y se dispusieron a entregarnos a Mercy, fue un día agotador pues teníamos el peso de saber que no contábamos con el dinero que se necesitaba. Tardaron todo el día para cuadrar la factura de su estancia, ya era de noche cuando nos llamaron para decirnos en realidad cuánto se debía. Una cantidad exorbitante, pero un Dios maravilloso. Ellos nos propusieron un acuerdo de pago y a la mañana siguiente nos llevamos a Mercy a la casa, felices y con mucho temor a la vez. 


No contábamos con todo lo necesario, no tenía la olla para hervir los biberones o biberones en sí que se adaptaran a ella, nos faltaban muchas cosas y no podíamos adquirir la mayoría, debido a que en ese mismo instante en nuestra nación se anunciaba el estado de emergencia por el Covid 19. No podíamos salir a comprar cosas o pedirlas por internet, no podíamos llamar a nuestros familiares para ayudarnos a cuidarla, ni tampoco visitar a los médicos que nos habían indicado. No teníamos nada listo.

Fueron momentos de mucha tensión, angustia y ansiedad, pero hoy veo atrás y aunque continuamos con muchas situaciones que rodean a nuestra hija, puedo ver la misericordia, provisión y bondad De Dios en cada paso que hemos dado. 


En estos momentos y otros que se nos han estado presentando, como familia nos aferramos a las verdades de la palabra y ella constituye el ancla en la cual nuestra barca se mantiene firme en medio de un mar turbulento por las tormentas. 


A) Dios nos ama y tiene un propósito con cada situación


Pensar en el amor de Dios es grandioso, el envío a su hijo a morir por nosotros en aquella cruz… y como no nos dará con él todas las cosas. 

Dios nos ama en Cristo, el hijo es su mayor tesoro y nosotros estamos en el hijo. Así que tenemos el inagotable amor de Dios a nuestro servicio. Él nos ama y de una manera que no se acaba, que no cambia, pero también Dios ha preparado cada situación que nos acontece para nuestro bien. En cada situación podemos crecer en el conocimiento de nuestro Dios, madurar, ver a Dios más grandioso y santo, y a nosotros más pecadores necesitados de Él. 

Jeremías 31.3, Romanos 8.28, Jeremías 29.11, Juan 3.16

 

B) Dios es soberano 


Dios orquesta cada cosa, y está en control de todo el universo. Él declara y es hecho, él decreta y sucede. Nuestro Dios hace y deshace para su propia gloria. Nosotros no tenemos el control de ninguna cosa, no podemos confiar en nosotros para los acontecimientos futuros. Solo Dios sabe todo y maneja todo. Recordar esta verdad me lleva a confiar y depositar en sus manos mi vida libremente. Hemos de luchar con nuestra vieja naturaleza que en su pecado insiste en querer controlar las situaciones, acontecimientos, la vida en sí misma. Confiemos en Dios, El si lo tiene todo listo. Él nos eligió desde antes de la fundación del mundo, para vivir en este mundo para su gloria y ha preparado desde antes nuestro futuro con El. 

Daniel 4.35, Efesios 1.4, Salmos 135.6


C) Dios suple todas nuestras necesidades


La palabra declara que todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas, nuestro mayor bien es Cristo mismo y Él es suficiente para llenar cada área de nuestros corazones. Pero nosotros muchas veces olvidamos esta verdad y también el hecho de que teniendo sustento y abrigo estemos gozosos, ósea las necesidades básicas cubiertas deben ser suficientes. El mundo y su sistema nos dice que necesitamos mucho más, hay listas largas que nos indican todo lo que se necesita tener para que un bebe esté bien cuidado, y vaya que es larga la lista de cosas! ¿Pero realmente son necesarias? ¿O nos han hecho creer que lo son? Dios que nos ama provee para nuestras necesidades, aún más allá de lo que entendemos. Él no nos promete suplir lujos y excentricidades, sino necesidades. Puedo recordar tantas muestras de la provisión De Dios durante este tiempo que me tomaría un tiempo escribirlas, pero puedo mencionar: que nos llegaron ofrendas de personas que no esperábamos o conocíamos. Eso era Dios supliendo. El tiempo ha ido pasando y nuestros gastos son muchos, pero Dios suple cada vez, para cada cosa. 

2 Pedro 1.3, 1Timoteo 6.7-8, Filipenses 4.19


D) Dios es todopoderoso 


Como hemos visto nuestra confianza no debe estar en nosotros tener todo bajo control y tener nuestro check List cotejado por completo, sino que debemos depositar toda nuestra confianza en Dios. El Dios que es verdadero, que existe en sí mismo, que nos ha comprado a precio de la sangre de su amado hijo. Dios es todopoderoso, no hay cosa que él no pueda hacer, él creó todo con su palabra y todo en el subsiste, él sustenta su creación y nosotras somos parte de ella. Acaso hay algo que Dios no pueda hacer?, la respuesta es obvia, pero lo olvidamos en ocasiones. Dios produce de donde no hay nada y promete darnos más de lo que nuestra mente finita puede imaginar de acuerdo a su voluntad. 

Colosenses 1.13-15, Lucas 1.37, Efesios 3.20


Conclusión 


Con esto no quiero animarte a que seas perezosa o poco diligente, porque eso contradice la escritura, pues Dios nos manda a esforzarnos, a trabajar, a no ser negligentes. Mi deseo al compartirte estas palabras es que puedas y podamos confiar en Dios y no en nosotras mismas. Confiemos en su amor, propósito, poder, provisión y soberanía. Eso hará que descansemos, que huyan de nosotras el afán y la ansiedad. Nos cuidará de pecar contra Dios al creernos autosuficientes o todopoderosas. Nuestro corazón debe ser retado a destruir el Ídolo del control, el Ídolo del Todo listo! y elegir crecer en ese espíritu afable y apacible que es de gran estima para nuestro Dios. 

Bendiciones, Elaine (@elaineseverinop)


Imagen mujer embarazada: www.freepik.com

sábado, 9 de mayo de 2020

En cuarentena, elije la buena parte



Actualmente en mi país (Republica Dominicana) hemos estado confinados en nuestros hogares por unos 50 días a causa de la pandemia que estamos viviendo del Covid 19. Esto ha significado para muchas de nosotras un cese de labores, otras deben trabajar desde casa, tener los niños con la escuela en el hogar, atender los quehaceres y a su esposo, las que están casadas. Nosotros (mi esposo y yo) tenemos una niña de pocos meses, esta demanda mucho de mí, lo que ha hecho que en estos días me sienta muy agotada (a pesar de que mi esposo colabora bastante), pero el cuidado de la niña, el hogar y compromisos personales y de la iglesia, sumado a la prohibición de no salir de casa hacen que termine en ocasiones exhausta.  

Sé que muchas se han envuelto en muchas tareas del hogar tales como: limpiar los closets, hacer limpieza profunda de la casa, sacar y votar cosas que tienen acumuladas y no usan, entre otros. Mientras hay otras que se han sumergido en acompañar a sus hijos en sus tareas y asignaciones lo que resulta un tanto difícil pues es algo nuevo para ellas y les ocupa mucho tiempo. Sé de hermanas que han dedicado su tiempo a la cocina, haciendo diversas recetas para el deleite suyo y de su familia.  

En este momento estamos dedicando largas horas a las redes sociales, pues es el medio que usamos para tener cerca a nuestros seres queridos, y también nos sirven como entretenimiento. Como vemos estamos envueltas en muchas tareas, ya que tenemos tiempo libre que antes no teníamos. Todas estas actividades son buenas y legitimas en sí mismas. ¿Qué sucede si al estar involucradas en tantas cosas nos olvidamos de lo más importante?, muchas de nosotras también dedicamos espacios de nuestro día a leer artículos en páginas cristianas, compartir videos y mensajes bíblicos, escuchar predicaciones, o ver un live en Facebook o Instagram de predicaciones...y aun haciendo todas estas cosas que llevan nombre de ser espirituales, podríamos estar dejando de lado la mejor parte. ¿Estamos dedicando tiempo de calidad a la lectura, la oración o la meditación?  

Antes de estar inmersos en el estado de emergencia en los diferentes países, nosotras nos lamentábamos por nuestra falta de tiempo, ahora algunas poseen más tiempo libre pero igual continúan postergando estas disciplinas espirituales. Esta situación en la que nos encontramos me hizo recordar un relato que encontramos en las escrituras en Lucas 10.38-42, donde dos hermanas y amigas de Jesús nos recuerdan lo que nuestro Señor estima como más importante. 
  
38 Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.  
39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.  
40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.  
41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.  
42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. 
Jesús, Marta y María 

El evangelio nos narra que Jesús entró a una aldea, la misma era la aldea de Betania (Juan 12.1), la cual se encontraba a 3km de Jerusalén, en el camino a Jericó y Transjordania. Jesús parece un visitante frecuente en aquel lugar en sus viajes entre Galilea y Jerusalén.  Jesús ya tenía una relación de amistad con esta familia, en el relato del evangelio de Juan, cap. 11 encontramos aquella ocasión donde el hermano de ambas mujeres muere y Jesús le resucita, en el vs. 5 de Juan 11 cita...Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Jesús amaba a esta familia, había confianza entre ellos y El. Estos reconocían a Jesús como el Mesías, le seguían y servían. En Juan 11, Marta declara que Jesús es todopoderoso aun sobre la muerte, que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios encarnado (Juan 11.21-27). 

En este momento Jesús iba de visita, no para hacer un milagro como aquella vez, Él iba de camino y decide visitar a estos amigos. Marta al saber que Jesús venía a verles se apresuró hacer preparativos para recibirle, a sabiendas como nos comportamos las mujeres cuando recibiremos visitas, me imagino preparando algo de comer, entresacando la mejor vajilla, limpiando y ordenando la sala, preparando el baño, etc... claro esto si fuera en nuestros días, ellas tendrían su propia rutina.  

Dos actitudes  

Había una realidad, Jesús estaba por llegar. ¿Si fuera tu caso... qué harías? Pues al observar el texto vemos que cada una de ellas eligió una actitud diferente para recibir a Jesús. María se sentó a los pies de Jesús a escucharle, mientras Marta se preocupaba con muchos quehaceres, para agradarle. En una ocasión tan preciosa, María decidió rendirse a los pies de Jesús para oírlo, aprender de Él, estar con Él. Disfrutar de su compañía, sabiduría, de su presencia. En quietud y tranquilidad, ella decidió contemplarle, admirarse de él y así ser transformada a su imagen. El texto nos dice que ella oía su palabra, y el verbo griego allí significa que de continuo escuchaba al maestro, o que tenía por costumbre escucharle, como diciéndonos que ella solía siempre escuchar sus enseñanzas con atención.  

Marta, en cambio entendía que lo más importante era tal vez que Jesús y sus acompañantes estuvieran cómodos, así que como toda anfitriona se centró en suplir sus necesidades. Como ella le amaba y estaba feliz por su visita, tal vez quiso hacer más de lo regular, el texto apunta que “se preocupaba con muchos quehaceres”, los comentaristas dicen que María era la hermana mayor, por tal razón tenia a cargo el cuidado del hogar. Ella pudo haberse ocupado solo de los quehaceres necesarios o básicos, para tener tiempo escuchando al maestro. Pero se dejó envolver de tres actitudes negativas al menos: preocupación, afán y turbación. La palabra en griego para la frase usada en el texto “se preocupaba”, significa ser arrancado, o despedazado. Quiere decir estar distraída o abrumada con muchas cosas. Así se encontraba Marta. En su afán olvidó lo que era más importante, pero no solo eso, Marta cuestionó al maestro y se quejó de su hermana.  

La respuesta de Jesús  

Así como estas hermanas tuvieron actitudes opuestas, la respuesta de Jesús ante ellas también fue diferente. Jesús con mucho amor y gracia, pero con verdad enfrenta a Marta apuntándole su debilidad y su error, le dice: Marta, ¡Marta! Afanada y turbada estas... cuando Jesús suele repetir varias veces un nombre, es porque quiere hacer alguna declaración especial, llamar la atención. Le continúa diciendo... “solo una cosa es necesaria” ...Marta creyó que muchas cosas eran necesarias para la comodidad de Jesús y se desvivió preparándolas, pero el maestro le apunta que su hermana María había elegido la única cosa “necesaria”, y esa sola cosa es la más importante y tiene repercusiones eternas.  

Para nosotras  

He escuchado a hermanas decir, por ejemplo: Yo me identifico con Marta, soy más activa, enérgica y controladora... queriendo dar entender que esto es un asunto de temperamentos o personalidades diferentes. Pero no, este es un asunto de fe, de un corazón que toma o no una decisión. María ha escogido la buena parte, dice el texto. María tuvo la oportunidad de actuar igual a Marta, pero decidió no hacerlo. En medio del afán y el mucho hacer, María atinó a detenerse y simplemente sentarse a los pies de Jesús a escucharle.  

En este tiempo que estas pasando en casa, con muchos quehaceres, tus hijos, esposo y el trabajo... ¿Te detienes a escuchar a Jesús, a sentarte a sus pies aprender de Él? ¿Estas tomando tiempo para orar? ¿Leer la palabra diariamente pidiéndole antes a Dios que te hable por medio a esta? Hablo de tomar un respiro de todo lo demás y tomarnos un momento para conectarnos con Dios a solas (aunque sea en medio de ropa que lavar, y una video conferencia). Dejemos de solo atender a lo urgente, y prestemos atención a lo necesario. Marta le reclama a Jesús lo siguiente: ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. ¿Realmente estaba ella sirviendo al Señor? Jesús desea un corazón que se postre ante El, que anhele su palabra y la ame, que busque estar en comunión íntima con El, más que alguien que haga muchas cosas para El.  

Recomendaciones 

  • Lee la biblia diariamente, no te especifico cantidad de capítulos o versículos, que lo hagas con tal o cual plan. Leamos la palabra, elige la forma que mejor te resulte. Puedes continuar escuchando programas, leyendo literatura cristiana, escuchando predicaciones y leyendo artículos, pero has un espacio en tu día para leer la biblia como tal.  
  • Ora diariamente, en la palabra vemos a Jesús en variadas ocasiones apartarse para orar. Es importante que hablemos en intimidad con el Padre. Es cierto que la oración debe ser una actitud constante en el creyente, debemos vivir diariamente delante de Dios y en comunicación constante con El, pero es importante que en ocasiones nos apartemos para ir delante del Padre en oración. A Él le agrada y nosotros lo necesitamos, ya verás que al terminar tendrás las fuerzas para enfrentar esa cocina patas arriba, o la larga cola de correos electrónicos con documentos para revisar.  
  • Medita en la palabra, piensa en lo que leíste, considéralo. No deberíamos solamente leer por leer, sino que eso que leamos lo guardemos en nuestro corazón para que obre un cambio. La meditación es determinante para que esto sea así. Si es mucho lo que leíste, escoge un texto clave y piensa en él, digiérelo hasta que lo comprendas. 

Yo oro a Dios para poder escoger la buena parte siempre, no solo en este tiempo de cuarentena. Muchas veces fallo, pues me dejo envolver por los afanes de la vida debajo del sol. Dios sabe que yo soy débil y que usted también los es, gracias a Cristo y su sacrificio en la cruz tenemos su justicia imputada en nosotras y la gracia de Dios ensenándonos y guiándonos en este peregrinar