domingo, 31 de marzo de 2013

Día 14




Sal 119:14  Me he gozado en el camino de tus testimonios
 Más que de toda riqueza.

Para muchas de nosotras, por no decir a todas, nos irrita que nos establezcan reglas. Es normal del ser humano desear vivir sin leyes, pero esto es perjudicial para nosotros, ya que las reglas están y son establecidas para nuestro bien. Cuando tus padres te dicen que no puedes estar fuera de la casa mas allá de las 10:00 de la noche, o que para salir debes pedir permiso con anticipación, que no debes usar el internet después que ellos están durmiendo o que solo puedes ver programas de televisión educativos, o que tal cuando opinan sobre tus amistades y te dicen tendrás novio solo si es cristiano y reúne ciertos requisitos, podrías escandalizarte por ello, pero la gran verdad de todo es que deberíamos gozarnos, porque serán estos mandamientos los cuales nos libraran de cometer errores que nos marquen para toda la vida. 

El salmista se gozaba en los testimonios de Dios, mas que toda riqueza. Los testimonios de Dios eran su motivo de felicidad, no los bienes materiales, la fama o la reputación. El entendía que Dios hablaba y ordenaba como debía actuar con la motivación de cuidarle y por eso se alegraba, igual que nuestros padres, pastores, discipuladores, consejeros, líderes de jóvenes y tantas personas que Dios ha permitido que nos dirijan. El deseo es cuidarnos de las amarguras que produce una vida inmersa en el pecado. El cumplir la palabra de Dios y vivir de acuerdo a ella trae la verdadera libertad y felicidad. Si, los testimonios de Dios nos limitan, pero de hacer cosas que nos impedirían agradarle a Él. El vivir cumpliendo la palabra de Dios debe ser mi mayor meta, no el tener una gran fortuna. Muchas veces ponemos como norte de nuestras vidas ir a la universidad para ser profesional en algún área del saber y asi hacernos ricas, queremos ser empresarias, tener dinero, pero puedo asegurar que esto no es el todo del hombre sino que es como menciona el libro de Eclesiastés, temer a Dios y guardar sus mandamientos. Sus mandamientos no son gravosos, si antes pensabas que Dios quería hacerte la vida aburrida, desecha ese pensamiento, Dios quiere tu felicidad por eso te marca por donde andar. Gózate en su palabra. 

Elaine Severino Roberts

miércoles, 20 de marzo de 2013

Dia 13

Sal 119:13  Con mis labios he contado
 Todos los juicios de tu boca.


En nuestro grupo de jóvenes iniciamos un proyecto para ir a evangelizar a una provincia vecina donde nuestra iglesia está iniciando una iglesia. Nosotros, el liderazgo de los jóvenes estamos muy expectantes de lo que Dios desea hacer a través de este tiempo. Algunos jóvenes han abrazado esta propuesta y al igual que nosotros mostraron entusiasmo, agrado y disposición, pero muchos otros, se mostraron apáticos e indiferentes ante la propuesta. El sábado pasado fue el primer día y muchos no asistieron, pero hubo un grupo que fue fiel al llamado de Dios y en obediencia a Él, acudió. Fue de mucha bendición.

 Dios permitió que dos personas conocieran a Cristo como salvador de sus vidas, qué emoción! ¿Por qué te cuento esto? Preguntaras, pues si leíste el versículo que corresponde para el día de hoy notaras la relación con mi anécdota. Dios desea que al aprender sus leyes, mandamientos, estatutos, no nos quedemos calladas, sino que los compartamos con otros. Para que al igual que nosotras puedan vivir de manera que agrade a Dios.

¿Te gusta hablar de la palabra de Dios? O la encuentras aburrida o fuera de moda. No me refiero solo hablarle a los inconversos, sino a tus hermanos de la iglesia. ¿Qué abunda en sus conversaciones? Si, cuando te juntas con tus amigas o amigos cristianos. ¿Hablan de la biblia, de lo que aprenden de ella? ¿Se aconsejan o amonestan con la palabra unas a otras? Si no es así, creo que hay un grave problema. A veces no nos gusta hablar de la biblia porque no somos obedientes a ella y seria hipocresía querer que otros la cumplan, o porque no la amamos, la despreciamos, son tantas razones, pero todas son malas.

Lo lógico es que un creyente en Dios, hable de Él y la forma de hacerlo es con la biblia. Ya sea a creyentes, como también a no creyentes. Deberías en este punto evaluarte, analizar por lo menos todas las conversaciones del día de hoy, ¿hubo por lo menos un poco de la palabra de Dios en ellas? Si tu respuesta es no, deberías cambiar de dirección y tener el firme compromiso de que todo lo que salga de tu boca sea conforme a la palabra de Dios.

Elaine Severino Roberts

miércoles, 13 de marzo de 2013

Un Problema Común




Hay un problema entre nosotras hermanas, un problema enorme. Cualquier problema de esta índole es grave. Corre tan profundo en lo recóndito de nuestra naturaleza carnal, es mucho peor de lo que pudiéramos estar imaginando. Nuestras luchas con ese problema tienen su raíz en la competitividad que surge de nuestra naturaleza caída. 

Tal vez estarás diciendo ¿de qué habla? ¿Qué es eso tan peligroso?, te informo: es la envidia. Este mal sentimiento que divide, amarga, frustra.

Las mujeres somos muy propensas a sentir envidia, te doy algunos ejemplos:
·         El aspecto físico de otra mujer
·         Los hijos de ella
·         Un chico muy bueno se fijo en ella y no en ti
·         Un buen esposo
·         La linda casa de ella
·         Su auto nuevo
·         aun por el talento o el don que aquella hermana ejerce para edificación del cuerpo de Cristo. Esto está a diario alrededor nuestro, todas en algún momento hemos sentido las ráfagas de este mal. Quizás seas una envidiosa y no lo sabes o estés siendo víctima de la envidia y te sientes impotente por ello.

¿Qué es la envidia?
En los diccionarios podemos encontrar que es:
-El dolor experimentado cuando otros tiene lo que uno quiere. Ese dolor entendemos por la escritura que es un deseo pecaminoso. La envidia es mencionada en la larga lista de las obras de la carne (vea Gálatas 5.13-26).

Bíblicamente definimos envidia como:
·         El sentimiento de descontento producido por atestiguar o escuchar los adelantos o prosperidad de otros.
·         Dolor o resentimiento al enterarse del adelanto disfrutado por otra persona unido al deseo de poseer lo mismo. Es dolor o descontento que sentimos por el éxito ajeno.

Es un asunto del corazón 

Mat 7:21  No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Mat 7:22  Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Mat 7:23  Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

La envidia hermanas proviene de nuestra vida carnal egoísta. Tiene su origen dentro del corazón humano. Sino guardamos nuestro corazón y no lo llenamos de la palabra de Dios y amor al prójimo, tendremos este mal a gran escala. Toda lucha comienza en nuestros corazones.

Un ejemplo de envidia

1 Reyes 3. 16-28
Las dos rameras y el rey Salomón 

·         Una de ellas mostró envidia, cuando vió que su hijo había muerto, mientras que el de la otra aun vivía. ¿En qué vemos su envidia?

-No aceptó su condición (Dios había permitido que su hijo muriera)
-Se comparó con su compañera, creyó no merecer su asignación.
-Prefirió la angustia de su prójimo.

La envidia la llevo a actuar con:

-Egoísmo (siempre pensó en si misma), las energías de la envidia son generadas por un corazón egoísta que busca satisfacer su ambición personal.
-Orgullo:
1Re 3:26  Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo.
-Amargura
-Disensión: es disputa entre dos, esto siempre protege a la envidia, porque uno se cree superior.
Siempre que no estemos contentos o conforme con la voluntad de Dios para nosotras actuaremos con envidia.
Hermanas si nos dejamos guiar por este malvado sentimiento nos volveremos seres causantes de conflictos, divisiones, chismes, etc…la envidia puede llevarte a vivir la vida de otra persona, considerarte su víctima, y esa persona quizás ni está pendiente de ti, porque la envidia te consume.

Pensemos…

Gén 30:1  Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero.

En la antigüedad la mujer que no daba hijos era considerada como inservible, pues para esto según ellos fue creada. Entonces, imagínense el pesar que sentía una mujer al no poder concebir. Esto le produjo envidia a Raquel, hasta el punto de preferir morir. 

Pro 3:31  No envidies al hombre injusto, Ni escojas ninguno de sus caminos.

A veces como creyentes caemos en envidiar la prosperidad de los injustos, vemos mujeres que están en malos caminos, que de la noche a la mañana tienen grandes casas, autos modernos, la ropa conforme a la tendencia del momento, que salen por ahí creyendo que el mundo está a sus pies, y les envidiamos, sin tomar en cuenta que no tienen a Cristo y que todo esto es pasajero.

Ecl 4:4  He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.  
Este verso es muy atinado, sentimos dolor por la excelencia en el trabajo o en algún ministerio. Queremos ser igual que las demás, tener sus elogios y responsabilidades. El ser un buen elemento despierta la envidia de las demás. Tú que cumples con tu trabajo, eres responsable, dispuesta, sabia, por lo tanto te toman en cuenta y eso les causa un dolor pecaminoso a algunas. Si tu eres la que siente envidia debes examinarte y comprender que todas somos llamadas a servir con fervor y entrega, tu puedes comenzar hacerlo con la motivación correcta, que es el amor al Señor. Así que en vez de fijarte y hablar mal de la hermana, disponte tú a buscar en que puedes servir a Dios.

Como vemos esto es un mal de todos, no de unas pocas mujeres. En la situación que menos te imaginas, está actuando la envidia. Porque en muchas ocasiones se presenta disfrazada con otra cara y nos hace creer que estamos en lo correcto.

El peligro de la envidia 

La envidia es una pasión poderosa, la palabra dice:
Pro 14:30  El corazón apacible es vida de la carne;  Mas la envidia es carcoma de los huesos.

En algunos casos la envidia se corrompe internamente debido a nuestra silenciosa comparación con otras o al resentimiento interior. A veces se expresa como una raíz de amargura que va más allá de nosotras y empieza a ensuciar a muchos. Y en otros casos termina en abierta rivalidad y daño hacia la persona objeto de nuestra envidia.

“Las personas envidiosas nunca dan cumplidos, solo se los tragan” (prov. Mexicano)

¿Qué debemos hacer entonces?

I.                    Amarnos
1Co 13:4  El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
1Co 13:5  no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
1Co 13:6  no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

Cuando sentimos envidia constante no hay amor verdadero, pues la envidia no promueve la benignidad, ni la humildad, sino que promueve l jactancia, lo indebido, el egoísmo y el rencor.

Si sientes envidia por alguien haz lo siguiente…

·         Confiesa tu pecado (no lo minimices, ni lo disfraces
·         Apártate del mismo
·         Decide aprender de esa persona
·         Ora por ti y por ella
·         Celébrale sus logros, hazle los cumplidos que se merezca

martes, 12 de marzo de 2013

Cristo, nuestro socorro

Heb 2:16  Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
Heb 2:17  Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
Heb 2:18  Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Hace un par de horas estaba en el estudio bíblico de los martes en mi iglesia, el tema que estamos tratando es: Una vida fundamentada en el evangelio, y en este día correspondía hablar sobre La Definición bíblica del evangelio, el pastor Fidel en tan solo una hora y veinte minutos, intento cubrir este tema…fue de mucha bendición escuchar sobre la obediencia de Cristo y como esto abrió la posibilidad de salvación para nosotras, en su amplio bosquejo citó un texto que captó mi atención Hebreos 2.18 uhmmm y el 4.15 también, estos versículos nos hablan de Cristo y de su humanidad. Cristo fue 100% hombre a la vez que era 100% Dios, el padeció cada cosa en su carne al igual que nosotras. ¿Por qué hablarles de esto? Pues porque muchas veces y tal vez en este momento te este pasando, estamos en una situación difícil y llegan muchos pensamientos de derrota a nuestra mente:

Yo no puedo
Es más fuerte que yo
Cualquier humano cedería a esa tentación
Nadie me entiende
Y muchas cosas más, pero al leer este texto, llega a mí como una suave brisa, una sonrisa, una luz o una voz que me recuerda que Cristo ya pasó por esto y salió victorioso. El sabe cada cosa que nos sucede, el está enterado de nuestras mas oscuras luchas, de aquel pecado que nos ata, que nos llena de culpa y de tristeza por fallarle a Dios. El es nuestro sacerdote misericordioso que ya pago por nuestros pecados, solo hay que dejar que su justicia nos revista cada día. El ya paso por situaciones de tentación, el ha experimentado lo mismo que nosotras, por eso nos pide que cuando estemos desesperadas por ayuda no vayamos a nadie mas que a Él, él sabrá cómo cuidar de nosotras, como consolarnos y fortalecernos. El desea correr a nuestra ayuda, dejemos que nos socorra.

Bendiciones!


Elaine Severino Roberts

domingo, 10 de marzo de 2013

Día 12



      Sal 119:12  Bendito tú, oh Jehová;
 Enséñame tus estatutos.

Bendecir a Dios es un acto de adoración a El que surge de un corazón rebosante de la palabra de Dios, de un corazón agradecido y de un corazón que tiene una fuerte relación con Dios y le ama. ¿Bendices a Dios con frecuencia? O todo lo contrario, siempre tienes quejas hacia El. Nuestra vida completa debería ser una alabanza, una ofrenda que le dijera a Dios a cada instante lo agradecidas que estamos de ser sus hijas y lo beneficiadas que nos sentimos por ello. ¿Por qué no te atreves y en este mismo momento elevas una palabra de alabanza y honra a Dios? Vamos! Hazlo! Veras que bien se siente. 

El problema es que para muchas de nosotras sería un acto de hipocresía, pues vivimos vidas tan vacías de Dios y llenas de vanidades, que al abrir la boca no salen bendiciones para Dios sino más bien comentar la ultima foto que una de las chicas del grupo de jóvenes subió a facebook. Es una pena esto, pero es nuestra realidad. De Dios es de quien debemos de hablar, a el debemos exaltar, no a los artistas que dicen cantar música cristiana. Luego de esta genuina adoración el salmista hace una petición a Dios, y es que le enseñe El mismo sus estatutos. Le pide a su Dios que sea El mismo que le muestre como cumplir sus mandatos. Podemos observar su humildad y sumisión a Dios, su deseo de ser olor fragante a Dios. Al estudiar este versículo encontré que la palabra “enseñar” que vemos en este texto quiere decir adiestrar, siendo la vara el incentivo utilizado.

 También, instruir, domar. La idea es que El le pedía a Dios que le motivara a aprender, utilizando el medio deseado por Dios. Dios nos conoce y conoce su palabra, El la escribió para nosotros, entonces ¿Quién mejor que El para guiarnos en el aprendizaje? Pídele a Dios un corazón agradecido y adorador, que pueda reconocerle a Él en alabanzas y estar abierto a recibir instrucción de su parte.


Bendiciones!!!

Elaine Severino Roberts