miércoles, 1 de abril de 2020

Aprendamos de Job #1


“Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”
Job 1:1, 8 RVR1960

En el día de ayer decidí comenzar a leer nuevamente el libro de Job, es un libro que ha sido de mucha edificación para mi y se que para otros también. Escogí estos dos versos donde nos hablan de quien era Job, nos hablan de su carácter. Job era un hombre piadoso, amaba y servía a Dios.
Job era:
-Perfecto
-Recto
-Apartado del mal 
-Temeroso de Dios 
Esto nos dice que la diferencia de Job con el resto de los hombres era que él estaba completamente lleno de reverencia, asombro, honor, adoración, obediencia a Dios. Eso es temor a Dios y por consecuente nos llevará a llevar en la medida de lo posible una vida de integridad. Me surge una pregunta...está mi vida evidenciando mi temor a Dios? Si temo a Dios, mi vida será piadosa. Pues el temor a Dios es el principio que le da vigor y ánimo a una vida piadosa. Es la fuente de todos los deseos e inspiraciones piadosas.
La piedad de Job era evidente para los hombres alrededor de él, pero no se quedaba ahí. Su integridad era visible para la persona más importante, Dios. 
Nuestro Dios presenta a Job como un varón recto y le llama “mi siervo”. Dios consideraba a Job su siervo. La palabra siervo podemos definirla como:
Persona enteramente sometida o entregada al servicio de otra.
Job vivía una vida consagrada al Señor y Dios lo sabía. Dios ve los corazones y por lo visto el de Job era recto delante de Dios. 
Dios me considera su sierva? 
Le estoy sirviendo con toda mi vida al Señor? 
No es solo cuidar lo que los demás tengan que decir de nosotras, lo determinante es lo que Dios considera acerca de nosotras. 
Sé que en este mundo caído no seremos sin falta o pecado. Pero si podemos vivir vidas justas basadas en la justicia de Cristo. Él fue ese varón totalmente perfecto que murió por los pecados cometidos, por cometer y los que cometemos ahora. A él debemos ir a pedir perdón, y gracia para vivir vidas agradables a Dios como Job. 
Bendiciones 

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