domingo, 8 de junio de 2014

Devocional dia 25

Día 25

Psa 119:25  Abatida hasta el polvo está mi alma;
 Vivifícame según tu palabra.


En nuestro peregrinar por esta tierra las aflicciones siempre nos acompañaran, son parte de nuestro diario vivir. Los momentos de angustia llegan y muchas veces para quedarse por largo tiempo. En estos días he visto muchas personas a mi alrededor vivir un tiempo de angustia, llega a mi mente una familia muy amada de nuestra iglesia, el líder de diáconos y ella una de las líderes del ministerio de mujeres y colaboradora de los diáconos, tienen tres hijos que han sido criados en disciplina y amonestación del Señor, son personas amables y bondadosas.
Con todo esto han tenido que vivir situaciones terribles estos días. Comenzando porque unos familiares suyos tuvieron un terrible accidente donde una niña de 10 años y un señor fallecieron, luego otro sobrino de ellos también murió, toda la familia uno por uno enfermaron de un virus que están azotando nuestro país en estos momentos, además de todo el tuvo un pequeño accidente y ella tiene una pierna lesionada. Todo esto sin contar la situación económica, que no es la mejor.

En una situación así, si desmayamos Satanás toma partido para poner pensamientos, que generen sentimientos de angustia, dolor, tristeza, aflicción. El alma del Salmista estaba en angustia al extremo, el estaba deprimido y esta depresión podría venir de situaciones físicas, emocionales o espirituales. Este abatimiento de alma que sufría el salmista no nos es desconocido, yo lo he vivido y sé que muchas de ustedes también.

 Son lapsos que llegan a nuestra vida que parecen no querer irse hasta deshacer nuestra alma, hasta acabar con nosotras. Se enfermo tu hijo, a tu marido lo despiden del trabajo, tu mama muere, una cosa tras otra, pero recordemos hermanas que no estamos solas. En vez de desesperarnos o buscar soluciones a nuestro estado fuera de Dios, ¿Por qué no ir a su palabra? Allí encontraras todo lo necesario para revivir, para resurgir, no importando el ámbito, la palabra de Dios es suficiente para devolverte a la vida:

·        Para renovar tus fuerzas
·        Guiarte a confiar en Dios
·        Sustentar tu alma
·        Traer nueva vez la alegría
·        Darte esperanza
·        Recordarte las promesas de Dios

Asi que, cuando nos hallemos en diversas pruebas, angustias, aflicciones, el mejor antídoto será buscar a Dios en su palabra y dejar que ella actúe en nosotras.

Bendiciones
Eli