sábado, 22 de junio de 2019

¿Qué estas buscando?


Al final del artículo, lo encontrarás en audio.
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.  
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.  
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. 

Desde hace días he estado meditando en esta porción de la escritura, te preguntaras... ¿Y por qué vino a tu mente? Pues, me hallé a mí estando ansiosa o dedicando demasiada atención a las cosas de este mundo. Recuerdo que me llegó una notificación a mi teléfono diciéndome cuanto tiempo de la semana había estado frente al teléfono, el tiempo expresado en horas y minutos. Mis excusas son varias, que es el medio que uso para promocionar mi negocio en las redes sociales, allí leo o escucho los artículos de páginas cristianas que sigo, o tal vez me dije, pero…no es mucho, otros pasan mucho más tiempo que yo. La realidad es que dedicar tiempo a usar el teléfono, esto en sí mismo no es malo, pero en mi caso evalúe que tal vez el tiempo que empleé solo viendo las publicaciones de otros en instagram pude usarlo para algo que redundara en beneficio espiritual.  

Hasta ahora solo he hablado de las redes sociales, pero tu caso tal vez sea otro. ¿Qué cosa estas buscando con más vehemencia que el reino de Dios? ¿Qué es lo que te roba el sueño o te hace trabajar largas horas? ¿A que le estas dedicando horas de tu día que no te beneficia para tu crecimiento en Cristo? ¿Es un entretenimiento o pasatiempo? ¿Una relación? ¿Tu deseo de progresar según el mundo? (tener más ingresos, comodidad o confort), me gustaría aclarar que muchas o todas estas cosas no tienen por qué ser pecaminosas, al igual que mi uso del teléfono, el problema está en nuestro corazón y el lugar que les estamos dando. ¿Con que perspectiva estamos desarrollando nuestra vida en este mundo? ¿Estamos siendo empleadas, estudiantes, madres, esposas, joven profesional para la gloria de Dios y con una perspectiva de la eternidad claras? ¿O nos hemos olvidado de que nuestro hogar está en los cielos, junto a nuestro Cristo? Nosotras somos ciudadanas de dos mundos a sabiendas de que el celestial es el perdurará 

Romanos 12.2 dice:  
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 
  
No nos amoldemos a este mundo, que no encajemos aquí en este mundo con su sistema de valores, propósitos, metas, objetivos de vida, modos de pensar y actuar. Luego de conocer a Cristo nuestra mente es renovada y transformada, conforme a la mente de Cristo. Nuestro propósito de vida es dar gloria a Dios con cada cosa que hacemos, decimos o pensamos. Nos sustenta la gracia de Dios, a través del sacrificio de Cristo. Ya no vivimos nosotras misma, sino que buscamos mostrar a Cristo en nosotras. Esa pasa a ser nuestra realidad.  

El texto al inicio me recuerda cada una de las cosas que he mencionado. El texto inicia diciendo “Si pues” habéis resucitado con Cristo… es como decir, ya que ustedes han pasado de muerte a vida en Cristo hagan lo que corresponde a esa profesión de fe, vivan de la manera que es digna del evangelio. ¿Cuál es esta manera? Que su meta en la vida sea buscar las cosas de arriba. ¿Qué estamos buscando? Te motivo a evaluarte y ser sincera con Dios. ¿Por qué cosas te afanas y ofuscas? ¿Es por las cosas de arriba? Buscar en este texto nos habla de la voluntad, que nuestro deseo o voluntad sean las cosas de arriba, pero no solo la voluntad, sino que pongamos la mirada en ellas y allí nos habla de la mente (recuerdas rom. 12.2). que toda nuestra mente y voluntad este enfocada en una sola cosa “Cristo”, por y para Cristo. La ciudadanía nuestra ya está en la Jerusalén de arriba (Gal 4.26), y este hecho exige una transformación constante de nuestra mente y voluntad hacia la realidad de que no somos de aquí.  

¿Por qué esto puede ser así? Por Cristo, con su muerte y resurrección el ganó el cielo para nosotras y nos dió vida juntamente con Él. Nuestra vida esta escondida en Él cómo declara el texto y Él es nuestra vida. Mientras estamos en la tierra tendremos que lucha con nuestra antigua naturaleza y con un mundo caído y preso del pecado, pero tenemos esperanza de que Cristo vendrá y nosotras reinaremos con Él en gloria, que esta esperanza nos haga vivir con una perspectiva eterna, no aferrándonos a las cosas de este mundo, ya sean cosas materiales, sentimientos, pensamientos o formas de vida. Cristo vendrá y estaremos en una tierra nueva y cielo nuevo, eso pone pequeño cualquier bien o mal de este mundo, porque es el bien mayor.  

Al inicio mencionamos algunas cosas que podrían estarnos quitando la mirada de las cosas de arriba (me gustaría mencionar que ambos verbos “buscad” y “poned” están en un tiempo que es continuo, ósea hay que permanecer haciéndolo cada día) y mencionábamos entretenimiento, relaciones, el progreso, madre, esposa, empleada entre otras, pero también podríamos estar siendo presa de algún pecado en sí, en colosenses tres el texto continúa diciendo: 

Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;  
cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,  
en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.  
Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.  
No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 

que hagamos morir estas cosas: fornicación, toda impureza (allí entran muchas cosas), pasiones desordenadas (tal vez un juego, o habito en el cual pasas mucho tiempo de ocio), malos deseos y avaricia (el deseo de hacerte rico solo para amontonar dinero, no para compartir). Ira, enojo, malicia, blasfemia, malas palabras, mentira…leer esto me hace pensar que a veces no le damos la importancia que tienen estos pecados. ¿Te enojas fácilmente y constantemente? ¿Hieres a los demás con tus palabras? Piensa en que eso era algo de tu antigua naturaleza que en Cristo ya fué clavada en la Cruz, no estás obligada a seguir practicándolo. Quienes viven así son los hijos de desobediencia. Como hija de Dios debemos hacer que esos pecados mueran de hambre, hay que dejarlos, porque como reafirma el texto, pertenecen a nuestra antigua vida sin Cristo, ya nosotras nos hemos despojado del viejo hombre y vestido de Cristo.  

Dios nos llama a vivir de acuerdo a nuestra realidad en Cristo, agradándole a Él. Que él sea nuestro mayor deseo, lo que llene nuestras mentes y defina cada aspecto de nuestra vida.  

Tal vez has fallado, al igual que yo, los afanes de este mundo te han envuelto y te ves a tí misma y no te gusta lo que vez, no es tarde, corre de prisa al trono de la gracia, allí vas a encontrar bastante gracia de parte de Dios, en Cristo.