miércoles, 20 de marzo de 2013

Dia 13

Sal 119:13  Con mis labios he contado
 Todos los juicios de tu boca.


En nuestro grupo de jóvenes iniciamos un proyecto para ir a evangelizar a una provincia vecina donde nuestra iglesia está iniciando una iglesia. Nosotros, el liderazgo de los jóvenes estamos muy expectantes de lo que Dios desea hacer a través de este tiempo. Algunos jóvenes han abrazado esta propuesta y al igual que nosotros mostraron entusiasmo, agrado y disposición, pero muchos otros, se mostraron apáticos e indiferentes ante la propuesta. El sábado pasado fue el primer día y muchos no asistieron, pero hubo un grupo que fue fiel al llamado de Dios y en obediencia a Él, acudió. Fue de mucha bendición.

 Dios permitió que dos personas conocieran a Cristo como salvador de sus vidas, qué emoción! ¿Por qué te cuento esto? Preguntaras, pues si leíste el versículo que corresponde para el día de hoy notaras la relación con mi anécdota. Dios desea que al aprender sus leyes, mandamientos, estatutos, no nos quedemos calladas, sino que los compartamos con otros. Para que al igual que nosotras puedan vivir de manera que agrade a Dios.

¿Te gusta hablar de la palabra de Dios? O la encuentras aburrida o fuera de moda. No me refiero solo hablarle a los inconversos, sino a tus hermanos de la iglesia. ¿Qué abunda en sus conversaciones? Si, cuando te juntas con tus amigas o amigos cristianos. ¿Hablan de la biblia, de lo que aprenden de ella? ¿Se aconsejan o amonestan con la palabra unas a otras? Si no es así, creo que hay un grave problema. A veces no nos gusta hablar de la biblia porque no somos obedientes a ella y seria hipocresía querer que otros la cumplan, o porque no la amamos, la despreciamos, son tantas razones, pero todas son malas.

Lo lógico es que un creyente en Dios, hable de Él y la forma de hacerlo es con la biblia. Ya sea a creyentes, como también a no creyentes. Deberías en este punto evaluarte, analizar por lo menos todas las conversaciones del día de hoy, ¿hubo por lo menos un poco de la palabra de Dios en ellas? Si tu respuesta es no, deberías cambiar de dirección y tener el firme compromiso de que todo lo que salga de tu boca sea conforme a la palabra de Dios.

Elaine Severino Roberts

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