sábado, 9 de mayo de 2020

En cuarentena, elije la buena parte



Actualmente en mi país (Republica Dominicana) hemos estado confinados en nuestros hogares por unos 50 días a causa de la pandemia que estamos viviendo del Covid 19. Esto ha significado para muchas de nosotras un cese de labores, otras deben trabajar desde casa, tener los niños con la escuela en el hogar, atender los quehaceres y a su esposo, las que están casadas. Nosotros (mi esposo y yo) tenemos una niña de pocos meses, esta demanda mucho de mí, lo que ha hecho que en estos días me sienta muy agotada (a pesar de que mi esposo colabora bastante), pero el cuidado de la niña, el hogar y compromisos personales y de la iglesia, sumado a la prohibición de no salir de casa hacen que termine en ocasiones exhausta.  

Sé que muchas se han envuelto en muchas tareas del hogar tales como: limpiar los closets, hacer limpieza profunda de la casa, sacar y votar cosas que tienen acumuladas y no usan, entre otros. Mientras hay otras que se han sumergido en acompañar a sus hijos en sus tareas y asignaciones lo que resulta un tanto difícil pues es algo nuevo para ellas y les ocupa mucho tiempo. Sé de hermanas que han dedicado su tiempo a la cocina, haciendo diversas recetas para el deleite suyo y de su familia.  

En este momento estamos dedicando largas horas a las redes sociales, pues es el medio que usamos para tener cerca a nuestros seres queridos, y también nos sirven como entretenimiento. Como vemos estamos envueltas en muchas tareas, ya que tenemos tiempo libre que antes no teníamos. Todas estas actividades son buenas y legitimas en sí mismas. ¿Qué sucede si al estar involucradas en tantas cosas nos olvidamos de lo más importante?, muchas de nosotras también dedicamos espacios de nuestro día a leer artículos en páginas cristianas, compartir videos y mensajes bíblicos, escuchar predicaciones, o ver un live en Facebook o Instagram de predicaciones...y aun haciendo todas estas cosas que llevan nombre de ser espirituales, podríamos estar dejando de lado la mejor parte. ¿Estamos dedicando tiempo de calidad a la lectura, la oración o la meditación?  

Antes de estar inmersos en el estado de emergencia en los diferentes países, nosotras nos lamentábamos por nuestra falta de tiempo, ahora algunas poseen más tiempo libre pero igual continúan postergando estas disciplinas espirituales. Esta situación en la que nos encontramos me hizo recordar un relato que encontramos en las escrituras en Lucas 10.38-42, donde dos hermanas y amigas de Jesús nos recuerdan lo que nuestro Señor estima como más importante. 
  
38 Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.  
39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.  
40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.  
41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.  
42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. 
Jesús, Marta y María 

El evangelio nos narra que Jesús entró a una aldea, la misma era la aldea de Betania (Juan 12.1), la cual se encontraba a 3km de Jerusalén, en el camino a Jericó y Transjordania. Jesús parece un visitante frecuente en aquel lugar en sus viajes entre Galilea y Jerusalén.  Jesús ya tenía una relación de amistad con esta familia, en el relato del evangelio de Juan, cap. 11 encontramos aquella ocasión donde el hermano de ambas mujeres muere y Jesús le resucita, en el vs. 5 de Juan 11 cita...Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Jesús amaba a esta familia, había confianza entre ellos y El. Estos reconocían a Jesús como el Mesías, le seguían y servían. En Juan 11, Marta declara que Jesús es todopoderoso aun sobre la muerte, que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios encarnado (Juan 11.21-27). 

En este momento Jesús iba de visita, no para hacer un milagro como aquella vez, Él iba de camino y decide visitar a estos amigos. Marta al saber que Jesús venía a verles se apresuró hacer preparativos para recibirle, a sabiendas como nos comportamos las mujeres cuando recibiremos visitas, me imagino preparando algo de comer, entresacando la mejor vajilla, limpiando y ordenando la sala, preparando el baño, etc... claro esto si fuera en nuestros días, ellas tendrían su propia rutina.  

Dos actitudes  

Había una realidad, Jesús estaba por llegar. ¿Si fuera tu caso... qué harías? Pues al observar el texto vemos que cada una de ellas eligió una actitud diferente para recibir a Jesús. María se sentó a los pies de Jesús a escucharle, mientras Marta se preocupaba con muchos quehaceres, para agradarle. En una ocasión tan preciosa, María decidió rendirse a los pies de Jesús para oírlo, aprender de Él, estar con Él. Disfrutar de su compañía, sabiduría, de su presencia. En quietud y tranquilidad, ella decidió contemplarle, admirarse de él y así ser transformada a su imagen. El texto nos dice que ella oía su palabra, y el verbo griego allí significa que de continuo escuchaba al maestro, o que tenía por costumbre escucharle, como diciéndonos que ella solía siempre escuchar sus enseñanzas con atención.  

Marta, en cambio entendía que lo más importante era tal vez que Jesús y sus acompañantes estuvieran cómodos, así que como toda anfitriona se centró en suplir sus necesidades. Como ella le amaba y estaba feliz por su visita, tal vez quiso hacer más de lo regular, el texto apunta que “se preocupaba con muchos quehaceres”, los comentaristas dicen que María era la hermana mayor, por tal razón tenia a cargo el cuidado del hogar. Ella pudo haberse ocupado solo de los quehaceres necesarios o básicos, para tener tiempo escuchando al maestro. Pero se dejó envolver de tres actitudes negativas al menos: preocupación, afán y turbación. La palabra en griego para la frase usada en el texto “se preocupaba”, significa ser arrancado, o despedazado. Quiere decir estar distraída o abrumada con muchas cosas. Así se encontraba Marta. En su afán olvidó lo que era más importante, pero no solo eso, Marta cuestionó al maestro y se quejó de su hermana.  

La respuesta de Jesús  

Así como estas hermanas tuvieron actitudes opuestas, la respuesta de Jesús ante ellas también fue diferente. Jesús con mucho amor y gracia, pero con verdad enfrenta a Marta apuntándole su debilidad y su error, le dice: Marta, ¡Marta! Afanada y turbada estas... cuando Jesús suele repetir varias veces un nombre, es porque quiere hacer alguna declaración especial, llamar la atención. Le continúa diciendo... “solo una cosa es necesaria” ...Marta creyó que muchas cosas eran necesarias para la comodidad de Jesús y se desvivió preparándolas, pero el maestro le apunta que su hermana María había elegido la única cosa “necesaria”, y esa sola cosa es la más importante y tiene repercusiones eternas.  

Para nosotras  

He escuchado a hermanas decir, por ejemplo: Yo me identifico con Marta, soy más activa, enérgica y controladora... queriendo dar entender que esto es un asunto de temperamentos o personalidades diferentes. Pero no, este es un asunto de fe, de un corazón que toma o no una decisión. María ha escogido la buena parte, dice el texto. María tuvo la oportunidad de actuar igual a Marta, pero decidió no hacerlo. En medio del afán y el mucho hacer, María atinó a detenerse y simplemente sentarse a los pies de Jesús a escucharle.  

En este tiempo que estas pasando en casa, con muchos quehaceres, tus hijos, esposo y el trabajo... ¿Te detienes a escuchar a Jesús, a sentarte a sus pies aprender de Él? ¿Estas tomando tiempo para orar? ¿Leer la palabra diariamente pidiéndole antes a Dios que te hable por medio a esta? Hablo de tomar un respiro de todo lo demás y tomarnos un momento para conectarnos con Dios a solas (aunque sea en medio de ropa que lavar, y una video conferencia). Dejemos de solo atender a lo urgente, y prestemos atención a lo necesario. Marta le reclama a Jesús lo siguiente: ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. ¿Realmente estaba ella sirviendo al Señor? Jesús desea un corazón que se postre ante El, que anhele su palabra y la ame, que busque estar en comunión íntima con El, más que alguien que haga muchas cosas para El.  

Recomendaciones 

  • Lee la biblia diariamente, no te especifico cantidad de capítulos o versículos, que lo hagas con tal o cual plan. Leamos la palabra, elige la forma que mejor te resulte. Puedes continuar escuchando programas, leyendo literatura cristiana, escuchando predicaciones y leyendo artículos, pero has un espacio en tu día para leer la biblia como tal.  
  • Ora diariamente, en la palabra vemos a Jesús en variadas ocasiones apartarse para orar. Es importante que hablemos en intimidad con el Padre. Es cierto que la oración debe ser una actitud constante en el creyente, debemos vivir diariamente delante de Dios y en comunicación constante con El, pero es importante que en ocasiones nos apartemos para ir delante del Padre en oración. A Él le agrada y nosotros lo necesitamos, ya verás que al terminar tendrás las fuerzas para enfrentar esa cocina patas arriba, o la larga cola de correos electrónicos con documentos para revisar.  
  • Medita en la palabra, piensa en lo que leíste, considéralo. No deberíamos solamente leer por leer, sino que eso que leamos lo guardemos en nuestro corazón para que obre un cambio. La meditación es determinante para que esto sea así. Si es mucho lo que leíste, escoge un texto clave y piensa en él, digiérelo hasta que lo comprendas. 

Yo oro a Dios para poder escoger la buena parte siempre, no solo en este tiempo de cuarentena. Muchas veces fallo, pues me dejo envolver por los afanes de la vida debajo del sol. Dios sabe que yo soy débil y que usted también los es, gracias a Cristo y su sacrificio en la cruz tenemos su justicia imputada en nosotras y la gracia de Dios ensenándonos y guiándonos en este peregrinar 


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