miércoles, 3 de abril de 2013

Día 16



     Sal 119:16  Me regocijaré en tus estatutos;
      No me olvidaré de tus palabras.

¿Alguna vez has prometido algo? Creo que todas lo hemos hecho, lo que no puedo asegurar es que todas lo hayamos cumplido. La biblia dice que es mejor no prometer, que prometer y no cumplir. ¿Cuántas promesas le has hecho a Dios?, no es para que te sientas mal, solo es para que reflexiones en este asunto y la promesa que hagamos hoy sea para llevarla a cabo. Prometamos regocijarnos en la palabra de Dios y no olvidarnos de ella. Que la palabra de Dios sea nuestra delicia, nuestro agrado, que nos contentemos de solo leerla o hablar de ella, que podamos ver las bendiciones que nos llegan de vivir de acuerdo a ella. De seguro tienes un postre preferido, el mio es el bizcocho de chocolate con crema de chocolate dentro, uhmmmm lo amo… ¿Cuál es el tuyo? Piénsalo. Pues la palabra de Dios debe ser para ti aun más deleitosa, y debes de gozarte más en ella que cuando te dicen que te van a regalar ese postre que te encanta, pues aunque es sabroso al paladar, es pasajero y a la larga puede traerte consecuencias y daños a tu organismo, pero la palabra de Dios es viva y eficaz en todo tiempo y situación.
Promete regocijarte en ella y no olvidarla. No la pierdas de vista, no vivas la vida ajena o al margen de lo que te dice, mantenla en tu memoria y ponle mucha atención. Pues olvidarte de ella te traerá dolor, frustración, vergüenza y culpa. La palabra de Dios, son sus pensamientos, su voluntad para tu vida, no te extravíes queriendo seguir tu voluntad o tus propios pensamientos. Gózate en lo que Dios ha hablado y las bendiciones lloverán sobre ti.

bendiciones! 

Elaine Severino Roberts

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