lunes, 25 de febrero de 2013

Dia 6




      Sal 119:6  Entonces no sería yo avergonzado,
      Cuando atendiese a todos tus mandamientos.

A lo largo de mi vida he estado envuelta en diferentes situaciones de las cuales he obtenido diversas experiencias: aprobación, alegrías, risas, pero también desilusiones, vergüenzas, culpa, lágrimas y tristezas estas últimas a causa de tomar malas decisiones. Al igual que yo, pienso que tú también podrías contarme cosas semejantes por errores cometidos, pecados en los que hemos incurrido, no obedeciendo a la palabra de Dios. ¿Sabes qué? Si atendiésemos como debemos a los mandamientos de Dios no seriamos avergonzadas, la desobediencia a Dios trae malas consecuencias, trae desgracia a nuestras vidas. Solo con la palabra de Dios lograras evitar la vergüenza del pecado. Piensa: ¿Hacia qué pecados vas caminando? ¿Qué sabor han ido dejando en ti? Mentira, envidia, rebeldía a tus padres y lideres eclesiales, robo, relaciones de noviazgo sin propósito, fornicación… ¿Tus pecados te dan vergüenza? Eso se debe a que no has dejado que la palabra de Dios tome el lugar que le corresponde en tu corazón.
La palabra de Dios aquí nos está diciendo que cuando decidimos tomar en serio los dichos de Dios, estos nos dan la confianza y la firmeza requerida para andar en esta vida. Al mirar, al hacerle caso siempre a la palabra de Dios puedo asegurarte que no habrán esperanzas que terminen en desilusión, para esto debemos de dedicarnos a considerar con placer lo que ha dicho Dios en su palabra, para que nada nos mueva, sino que seamos creyentes firmes. De no atender a los mandamientos de Dios estaremos en peligro, y esto acarreará una cadena a errores que a la largo amargaran nuestra existencia, resultando en aflicciones, lágrimas, culpa, vergüenza, desilusión. ¿Qué harás? ¿Continuar sintiendo vergüenza por tus pecados o mostrar la luz que Dios ha puesto en ti? 

Bendiciones!

Eli

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