Sal
119:8 Tus estatutos guardaré;
No me dejes enteramente.
Normalmente nuestros padres nos aconsejan, mandan
o dirigen. Desde pequeñas hemos crecido con ellos guiándonos y mostrándonos
como hacer las cosas, dándonos instrucciones. Al obedecer, obtenemos beneficios
que van desde regalos, halagos o promesas cumplidas, pero cuando desobedecemos
recibimos regaños, amonestaciones y castigos, que vienen acompañados de un gran
sermón donde nos explican lo que debimos hacer y llaman nuestra conciencia a
decir “me lo dijeron, ¿Por qué no me lleve de ellos?”, luego de saber que es
mejor siempre obedecerlos hacemos una promesa de siempre cumplir con lo que nos
dicen. Así mismo al terminar esta porción del Salmo 119 que va desde el verso 1
hasta el 8, terminamos diciendo “tus leyes voy a cumplir”, ese será mi desafío,
mi propósito, mi resolucion.
Pero ¿sabes qué? Esto aunque ya hayas trazado
planes, estrategias, hasta pegaste varios versos en tu habitación o en la
puerta de la nevera o pusiste alarmas en tu celular, no lo lograras sino
dependes del Dios mismo que ha dado su palabra para guiarte y cumplirla a
cabalidad. Nuestros padres nos aconsejan, pero también están ahí en el proceso
acompañándonos, es lo ideal, así mismo Dios como nuestro Padre supremo al
darnos su palabra para ponerla por obra no nos deja solas, sino que nos anima,
fortalece y sustenta en este proceso, si le dejamos.
Hemos decido atesorar, mantener un interés vivo
en su palabra, pues pidamos su ayuda. Con su apoyo podremos obedecerle a El
mismo… ¿Qué formula mas extraña no?, pero es así. Debemos ser conscientes de
nuestra debilidad y depender de Dios. A veces le hemos hecho promesas al Señor
como esta de serle fiel, de guardar su palabra, pero conforme pasa un poco de
tiempo nos damos cuenta de que no hemos cumplido con nuestro compromiso… ¿Por
qué?, te digo que lo mas probable es que no le hayas presentado esta buena
intención a Dios cada día en oración pidiendo que no te deje sola en este plan,
Dios desea ayudarte, pero debes primero reconocer que sin El no puedes. El
salmista aquí hizo una promesa y sabia que para poder cumplirla debía depender
de Dios ¿Por qué no haces la misma promesa y confías a Dios el cumplimiento de
la misma en tu vida?
Bendiciones!
Eli
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