Psa 39:1
Yo dije: Atenderé a mis caminos,
Para no pecar con mi lengua;
Guardaré mi boca con freno,
En tanto que el impío esté delante de mí.
Psa 39:2 Enmudecí
con silencio, me callé aun respecto de lo bueno;
Y se agravó mi dolor.
Regularmente nosotras las mujeres somos tildadas de habladoras, un
tanto imprudentes y de que
siempre tenemos algo que decir, o criticar. No podría decir a voz en cuello que
no es cierto, ya que el hablar mucho es parte de nuestro diseño, y aunque casi
siempre se le da una mala connotación, esta característica puede ser usada para
el bien.
Como mujeres cristianas no debemos ser conocidas por hablar demás o
hacerlo sin pensar antes. Tampoco deben ser nuestras palabras vehículos de
maldición o crítica mal intencionada, o cosas como el chisme, la calumnia o la murmuración.
A lo largo de toda la biblia encontramos muchos textos donde se nos habla acerca
de esto.
Al leer este salmo, llamó mi atención fuertemente como inicia. Por eso
decidí compartir esta reflexión con ustedes. ¿Te has fijado que constantemente
atendemos mas a la vida y andar de otros que el nuestro? Siempre tenemos algo
que decir…lo hubiera hecho de tal manera, ella debió hacer aquello y no eso,
¿Por qué no eligió esto?, pero también llegan situaciones de adversidad y
desconcierto a nuestra vida y allí también proferimos tantas palabras…¿Por qué me
sucede a mí y no aquella que es impía? ¿Para qué tengo que pasar por esto? Y así
sucesivamente. El hecho es que siempre estamos hablando de algo o alguien
o de
nosotras mismas, nuestros estudios, trabajo, familia, hijos, esposos,
ministerios, pastores, hermanos de la iglesia, siempre hablamos. Me gustaría compartir
otro versículo:
Pro 10:19
En las muchas palabras no falta pecado;
Más el que
refrena sus labios es prudente.
Al hablar tanto creo que pecamos de alguna forma.
¿Si evalúas todas tus palabras del día
de ayer con sinceridad…podrías decir que no pecaste en más de una ocasión?
Me gusta la resolución hecha por el salmista, es
como que él se detuvo y evaluó su situación e hizo un compromiso “yo dije” atenderé
a mis caminos…¿Estamos atendiendo a nuestros caminos? O más bien estamos
poniendo más cuidado al camino de otros?
Ese atender a su camino tenía un propósito: para
no pecar con mi lengua. Pecamos porque nos descuidamos. A veces cuidamos otras áreas
de nuestro cuerpo para no pecar u otras debilidades que parecen más
importantes, pero no cuidamos nuestras palabras. Pero yo puedo asegurarle que
por tu conversación, las palabras que normalmente empleas podríamos deducir de
que está lleno tu corazón. Entonces,
creo que hay que poner más atención a la lengua. Te invito a detenerte y leer
Santiago cap. 3, creo que sería de gran ayuda en este tema.
El salmista estaba en un momento de tensión y
tenia temor de decir algo equivocado, algo que ofendiera a Dios y dañara su
testimonio delante de los impíos. ¿Te
cuidas tu de esa manera o no te importa lo que dices o que conversaciones
tienes con los impíos? Hermanas debemos
de decidir ponerle freno a nuestra boca y hacer el mayor esfuerzo para callar
mas, hablar menos, tal vez al leer estos versículos dirás que es extremismo
pues él dice que se calló aun respecto de lo bueno, si hermana pienso que hay
ocasiones en que debemos callarnos y no hacer ningún juicio o comentar aun cosas buenas, porque no nos corresponde
decirlo, porque es sobre otros y puede convertirse en murmuración, porque esa
persona no deseaba que se supiera, entre muchas razones.
·
¿Estás atenta a tus palabras y/o conversaciones?
·
¿Los demás podrían decir de ti que hablas mucho?
·
¿Cómo son tus conversaciones con los impíos o
delante de ellos? ¿Tienes más cuidado? Ellos nos vigilan recuerda eso.
·
¿Por qué no decides hacer la misma resolución del
salmista?
“Guardaré mi lengua,
enmudeceré en silencio y callaré”
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