Creo que al igual que cualquier mujer embarazada, en mí había una gran emoción al saber que recibiría a mi pequeña Mercy en la casa. Las circunstancias que rodearon su nacimiento no fueron las planeadas por nosotros, pero si las ideadas por nuestro Dios. Mercy estuvo dos meses en cuidados intensivos sin muchas esperanzas de salir de allí con vida, así que estaba la incertidumbre de si debíamos comprar las cosas necesarias, decorar su área de la habitación o solo esperar hasta el desenlace. No teníamos nada para recibirla, pues mi parto fue muy prematuro, no habíamos comprado ningún artículo, y tampoco pude disfrutar de un babyshower donde regularmente se reciben regalos.
La idea de que la niña mejorara, nos la entregaran en el hospital y no tuviéramos todo listo comenzó a rondar mi cabeza y a provocarme cierta ansiedad. Los días pasaron y Mercy mejoró mucho, así que a pesar de que su condición era muy delicada los médicos comenzaron a pensar en darle de alta. Estábamos muy felices, pero a la vez preocupados. Teníamos una gran deuda en el hospital, ella solo pesaba dos libras y media, se alimentaba a través de una sonda, aún necesitaba oxígeno, y tantas otras cosas más. A esto se sumó mi afán por las cosas propias a usar con un bebe recién nacido tales como: ropa, biberones, la cuna, la decoración de la habitación entre muchas otras. Pensaba en eso constantemente y se lo repetía varias veces al día a mi esposo. Sentía que él no me prestaba atención y que los días pasaban y no hacíamos nada. Evidenciando mi afán, ansiedad y falta de dependencia de Dios.
Recuerdo que una semana antes de Mercy salir del hospital pudimos comprar dos sets de ropa para ella, pues al ser tan pequeña era muy difícil encontrar su talla, también ese fin de semana alcanzamos a pintar la habitación y durante la semana siguiente pude poner su nombre en la pared junto a algunas flores en vinilo. Quedó precioso, con la pared color rosa, pero aún no teníamos donde acostarla, una cuna sería muy grande ahora para ella, pensábamos en un moisés. Así que providencialmente una hermana de la iglesia nos donó uno y como toda madre quise personalizarlo. Mi esposo es diseñador, confecciona ropa para hombres, le mencioné tantas veces lo del moisés que terminó él cambiando la tela por un color rosa, con más vida.
Llegó el día viernes de esa semana y se dispusieron a entregarnos a Mercy, fue un día agotador pues teníamos el peso de saber que no contábamos con el dinero que se necesitaba. Tardaron todo el día para cuadrar la factura de su estancia, ya era de noche cuando nos llamaron para decirnos en realidad cuánto se debía. Una cantidad exorbitante, pero un Dios maravilloso. Ellos nos propusieron un acuerdo de pago y a la mañana siguiente nos llevamos a Mercy a la casa, felices y con mucho temor a la vez.
No contábamos con todo lo necesario, no tenía la olla para hervir los biberones o biberones en sí que se adaptaran a ella, nos faltaban muchas cosas y no podíamos adquirir la mayoría, debido a que en ese mismo instante en nuestra nación se anunciaba el estado de emergencia por el Covid 19. No podíamos salir a comprar cosas o pedirlas por internet, no podíamos llamar a nuestros familiares para ayudarnos a cuidarla, ni tampoco visitar a los médicos que nos habían indicado. No teníamos nada listo.
Fueron momentos de mucha tensión, angustia y ansiedad, pero hoy veo atrás y aunque continuamos con muchas situaciones que rodean a nuestra hija, puedo ver la misericordia, provisión y bondad De Dios en cada paso que hemos dado.
En estos momentos y otros que se nos han estado presentando, como familia nos aferramos a las verdades de la palabra y ella constituye el ancla en la cual nuestra barca se mantiene firme en medio de un mar turbulento por las tormentas.
A) Dios nos ama y tiene un propósito con cada situación
Pensar en el amor de Dios es grandioso, el envío a su hijo a morir por nosotros en aquella cruz… y como no nos dará con él todas las cosas.
Dios nos ama en Cristo, el hijo es su mayor tesoro y nosotros estamos en el hijo. Así que tenemos el inagotable amor de Dios a nuestro servicio. Él nos ama y de una manera que no se acaba, que no cambia, pero también Dios ha preparado cada situación que nos acontece para nuestro bien. En cada situación podemos crecer en el conocimiento de nuestro Dios, madurar, ver a Dios más grandioso y santo, y a nosotros más pecadores necesitados de Él.
Jeremías 31.3, Romanos 8.28, Jeremías 29.11, Juan 3.16
B) Dios es soberano
Dios orquesta cada cosa, y está en control de todo el universo. Él declara y es hecho, él decreta y sucede. Nuestro Dios hace y deshace para su propia gloria. Nosotros no tenemos el control de ninguna cosa, no podemos confiar en nosotros para los acontecimientos futuros. Solo Dios sabe todo y maneja todo. Recordar esta verdad me lleva a confiar y depositar en sus manos mi vida libremente. Hemos de luchar con nuestra vieja naturaleza que en su pecado insiste en querer controlar las situaciones, acontecimientos, la vida en sí misma. Confiemos en Dios, El si lo tiene todo listo. Él nos eligió desde antes de la fundación del mundo, para vivir en este mundo para su gloria y ha preparado desde antes nuestro futuro con El.
Daniel 4.35, Efesios 1.4, Salmos 135.6
C) Dios suple todas nuestras necesidades
La palabra declara que todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas, nuestro mayor bien es Cristo mismo y Él es suficiente para llenar cada área de nuestros corazones. Pero nosotros muchas veces olvidamos esta verdad y también el hecho de que teniendo sustento y abrigo estemos gozosos, ósea las necesidades básicas cubiertas deben ser suficientes. El mundo y su sistema nos dice que necesitamos mucho más, hay listas largas que nos indican todo lo que se necesita tener para que un bebe esté bien cuidado, y vaya que es larga la lista de cosas! ¿Pero realmente son necesarias? ¿O nos han hecho creer que lo son? Dios que nos ama provee para nuestras necesidades, aún más allá de lo que entendemos. Él no nos promete suplir lujos y excentricidades, sino necesidades. Puedo recordar tantas muestras de la provisión De Dios durante este tiempo que me tomaría un tiempo escribirlas, pero puedo mencionar: que nos llegaron ofrendas de personas que no esperábamos o conocíamos. Eso era Dios supliendo. El tiempo ha ido pasando y nuestros gastos son muchos, pero Dios suple cada vez, para cada cosa.
2 Pedro 1.3, 1Timoteo 6.7-8, Filipenses 4.19
D) Dios es todopoderoso
Como hemos visto nuestra confianza no debe estar en nosotros tener todo bajo control y tener nuestro check List cotejado por completo, sino que debemos depositar toda nuestra confianza en Dios. El Dios que es verdadero, que existe en sí mismo, que nos ha comprado a precio de la sangre de su amado hijo. Dios es todopoderoso, no hay cosa que él no pueda hacer, él creó todo con su palabra y todo en el subsiste, él sustenta su creación y nosotras somos parte de ella. Acaso hay algo que Dios no pueda hacer?, la respuesta es obvia, pero lo olvidamos en ocasiones. Dios produce de donde no hay nada y promete darnos más de lo que nuestra mente finita puede imaginar de acuerdo a su voluntad.
Colosenses 1.13-15, Lucas 1.37, Efesios 3.20
Conclusión
Con esto no quiero animarte a que seas perezosa o poco diligente, porque eso contradice la escritura, pues Dios nos manda a esforzarnos, a trabajar, a no ser negligentes. Mi deseo al compartirte estas palabras es que puedas y podamos confiar en Dios y no en nosotras mismas. Confiemos en su amor, propósito, poder, provisión y soberanía. Eso hará que descansemos, que huyan de nosotras el afán y la ansiedad. Nos cuidará de pecar contra Dios al creernos autosuficientes o todopoderosas. Nuestro corazón debe ser retado a destruir el Ídolo del control, el Ídolo del Todo listo! y elegir crecer en ese espíritu afable y apacible que es de gran estima para nuestro Dios.